Risaliencia II: La biopsia del malamén


Risaliencia II

La biopsia del malamén

Cuando me dijeron que debían hacerme una biopsia es cuando esos escaneos de mi mama y ese ultrasonido hicieron brutalmente presente el malamén, es decir, sentí pensé, esto va en serio, es real. Ya estaba toda vendada con la bubi atrapada con el malamén adolorido.
En estos momentos todo es incertidumbre, dicen biopsia y no tenía la mínima idea de que se trataba, ni siquiera que había diversos tipos, no sabía nada. Solo sabía que el malamén era real. 
Hasta este momento aún no le había dicho a nadie salvo a una muy querida amiga sobreviviente de cáncer de mamá. Ella muy prudente me permitió ir viviendo mi proceso como fuera fluyendo, solo estaba pendiente. Era como un secreto entre ambas. Era como hablar bajito para que el malamén no nos escuchara.
También a Lilian de Fucam, quien me brindó todo el acompañamiento y confianza de estar en las mejores manos.
La biopsia más fuerte fue la del interior, entonce me pregunté como es que le abrí la puerta al malamén. Yo entre una de mis varias profesiones es que soy Coach, entonces, ¿cómo es que me descuidé? ¿Qué me faltó “arreglar”? ¿Cómo es que elegí esto?... nuevamente a detener la mente y aceptar las cartas que me tiró la vida. Esta es la jugada, ahora toca jugarla bien. Pues soy coach no una iluminada.
Después aparecieron todas las frases que ya había escuchado tantas veces, que el malamén es consecuencia de odiar a alguien, odiarse así misma, odiar al mundo!!!.... pero no, no me hacía sentido eso de la odiadera. Ni siquiera hay alguien que me caiga muy mal. 

Después era inevitable pensar si las diosas de habían enojado conmigo, o Dios, o las y los santos, el Buda, y también detuve mi mente y pensé toda deidad que se precie de conocerme sabrá que lo mío, lo mío es el humor, así que no había manera de habernos enojado. Además cómo se iban a enojar conmigo si casi ni nos vemos. 
En fin, también me puse en paz con eso ya que la forma de llevar mi espiritualidad es como dice la canción, a mi manera. 
Decidí soltar todo lo escuchado, incluso cosas que yo decía del cáncer muy a la ligera. El significado es tan personal como nuestro ADN, eso me ayudó a no sentir vergüenza por tener malamén siendo coach, a tener malamén por ser una mujer en el quinto piso, a tener malamén por no tener un cuidado exhaustivo de mis mamas, por tener el malamén y no un seguro médico.... Nooo, simplemente está y hay que seguir adelante. 
Entonces decidí que si se trataba de algo que habría elegido de alguna manera y en algún plano era una nueva y muy interesante experiencia que desafiaría muchos aprendizajes y pondría a prueba mi fortaleza interna una vez más.
Como la primera vez que entré en una cueva, en una practica de espeleología y duramos 24 horas bajo la tierra hasta conocer su fin, así mismo, esa incertidumbre de en donde caeríamos cada que rapeleabamos más y más abajo de la tierra era absolutamente apasionante, heroico. 
Todavía estoy dentro de la cueva, me siento entrenada para el reto y abrazo esta experiencia como un nivel más del juego de la risaliencia. Y voy rapeleando cada paso con la esperanza de caer en un lugar seguro y si no, tomar la decisión de ponerme a salvo. Pero con la certeza de salir viva, bien, enriquecida y acompañada por esa maravillosa red de apoyo que me ha acompañado en este viaje dentro de esa cueva. Y de esto hablaré en la siguiente entrega.
Por ahora en paz con toda deidad, con la experiencia de tener el malamén y con lo que esto vaya a significar en mi vida y sobre todo porque siempre, siempre tendré el privilegio de tomar esa decisión. Para mi el malamén será lo que yo quiero que sea. He dicho. 
Gracias por leerme, nos vemos en la siguiente entrega. 

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#CancerDeMama
#ConexionVioleta
#DondeHayDolorPonerAmor


 

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