Ahora vemos en algunas oficinas donde los jefes si tienen mamá, llegar a sus trabajadoras acompañadas de sus pequeñas y pequeños.
Otras apartaron lugar lo más rápido que les fue posible en un curso de verano para no sufrir la invasión de los chiquillos en sus mañanas en casa.
Ser mujer, vivir en México y no morir en el intento es solo hazaña de super-mujeres muy a la mexicana. Suerte mis valientes, los chamacos van a crecer.
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