La Justicia vs el Ministerio Público, otra lucha de poder y de género.

El rechazo masivo de la sociedad al Ministerio Público y a su trato generalmente despótico, ineficiente y corrupto ha llevado a la población a evitar y rehuir todo contacto con esa autoridad, a la que sólo acude en los casos de extrema necesidad.

Este texto fue tomado del libro “Seguridad y Justicia. Sí se puede” de Alejandro Hertz Manero, y a esta cita solo agregaría la misoginia y machismo de la mayoría de los Ministerios Públicos del país.

Ante esta autoridad es el siguiente reto al cual debemos enfrentarnos las mujeres después de una vejación por parte de un abusador de poder en casa (pareja, compañero, esposo, etc.). Y es un reto porque el poder que ostenta está cargado de misoginia, machismo, clientela política y tiene un precio que los más vulnerables jamás pueden pagar.

Esto es tan solo una muestra de lo mucho que nos falta por andar como sociedad en relación al derecho de un juicio justo y rápido y con perspectiva de género en caso de agresiones hacia las mujeres.

Pero esperar que las autoridades hagan algo al respecto es tanto como esperar Mario Marín, el gober precioso renuncie a su cargo por dignidad o se suicide como lo hizo el ex presidente surcoreano Roh Moo-hyun por el desprestigio público al que fue expuesto debido a una acusación de corrupción.

Así que solo nos queda ser perseverantes y persistentes, que se acostumbren los Ministerios Públicos a vernos levantar denuncias de justicia de género, pués en tanto estemos presentes, tendrán que cambiar sus prácticas misóginas por una real justicia equitativa para mujeres. 

Esto nos debe llevar a pugnar por una reforma de justicia y con perspectiva de género, que de paso aclaro ya es un compromiso internacional al cual está suscrito México me refiero a la CEDAW (Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la  mujer), compromiso con el cual están muy atrasadas las autoridades mexicanas.

Las cifras hablan por si mismas y las muertes indiscriminadas de mujeres por todas las latitudes de México y la impunidad en la que son enterradas es el verdadero rostro del sistema de justicia mexicano y sus Ministerios Públicos.