Risaliencia I .... una historia sobre cáncer de mama


Risaliencia I
Llegó el malamén
Ésta es la historia de cómo llegó el cáncer (malamén) a mi vida y es a petición de muchas personas, hablar del cáncer de mama.
Y líbranos Señor del mal Amén, por eso de llama así, el malamén.
Un día percibí cambios en mis mamitas (mis dos mamas) y las fui vigilando y atendiendo con cambios de dieta por aquello de las fibrósis y logré que estuvieran mucho mejor hasta que en una de ellas se quedó una bolita, la vigilé otra vez pero vi que se mantuvo.
Y aquí empiezan las dudas, la historia, ¿será malamén?... no creo, no siento nada, también ¿a dónde voy? y así empecé a buscar opciones. Todas del servicio privado ya que como miles de mujeres profesionales por nuestra cuenta no tenemos opciones de servicios médicos públicos accesibles como era el Seguro Popular que sí era seguro y sí era popular. Aquí dice una ¿qué he hecho?, para que he trabajado tanto, pero como el malamén dicen que se fortalece de pensamientos negativos y de autorecriminación entonces dije... me vale, así están las cartas de la vida en este momento.
Desde aquí empiezan los síntomas pero de culpa, porque no pagué aquel seguro, porqué no me metí al IMSS porqué esto, lo otro, pero la verdad es que da lo mismo, en este momento al final de la segunda ola de COVID en México nuestro sistema de salud se encuentra en crisis. La mejor opción es FUCAM Cáncer de Mama, esa fundación por la que muchas veces había peleado en mis dibujos cuando defendemos presupuestos o en mis textos cuando contextualizamos el valor del trabajo de las organizaciones de la sociedad civil. Saber que lucho por el derecho a la salud de las mujeres me calmó mucho.
Decido ir por el primer estudio, la mastografía como dije elegí ir a FUCAM, con el temor de recibir un regaño por el retraso de las revisiones periódicas, las cuales solo cada una de nosotras sabrá porque no las hacemos. Hay tantas historias, es tan precario nuestro acceso a la salud y conflictos de tiempo y económicos. Al final ya estaba ahí con mi ficha en la mano esperando mi turno.
Me reciben y el trato fue de maravilla, solo algunas preguntas de revisiones anteriores sin ningún juicio del porque no había ido antes o porque no me las hice con más orden, nada de eso, esa reflexión quedó en mi propio y necesario acto de consciencia, incluso por eso mismo es que lo escribo.
Después en la temida interpretación me es recomendado un ultrasonido por que se ve la bolita, y de ahí a tomar imagen interna para saber si era malamén o no, todo indica que sí. Fue cuando me dijeron células malignas, era el mal!!! Llegó el momento de prepararme para otra batalla más de vida.
Recuerdo que alguna vez escuché que Dios solo le da las más duras batallas a sus mejores guerreras, pero la neta si le dije a diosito, está bien pero conmigo te quieres lucir.
Siguiente estudio una biopsia, para llevar a patología y revisar el ADN del delincuente y salió positivo el muy negativo jijo. Y una semana después recibo la noticia definitiva, sí, tiene cáncer y hay que hacer más estudios ahora para saber que tipo de delincuente es el malamén, porque hay varios tipos.
Por todas las diosas, lo primero que pensé es: Me voy a morir, pero inmediatamente me di cuenta que cada día que vivo, muero, es decir morimos cada día. Eso me tranquilizó.
Las siguientes preguntas eran, qué haré si ésto, si lo otro, a quien le digo, a quien no le digo, qué voy a hacer!!!
Ya eso de no morir era lo de menos, ahora era estar bien viva para resolver como no morir.
Por ahora, está identificado, fotografiado y en video, lo tenemos en la mira. En la siguiente entrega, esta historia continuará.


 

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