Celos: del amor a la obsesión




Dice el doctor Miguel Lorente en su libro "Mi marido me pega lo normal" que todavía está muy extendida la frase de "si no es celoso es porque no te quiere". Efectivamente, todavía mucha gente asocia los celos al amor. Pero a veces ese "amor" lleva a las personas, pero con mayor frecuencia, a los hombres, a comportamientos que van más allá de lo racional y de lo cívico. Sólo tenemos que abrir cada día el periódico por la página de sucesos para comprobarlo.

Recientemente, en Barcelona, un hombre mató a su mujer de tres puñaladas. Estaban en trámites de separación y él no pudo soportar la idea de dejar de poseerla. Unos días antes, en Madrid, otro hombre fue detenido como presunto autor de una puñalada que asestó a un chico de 33 años por celos, al encontrarle paseando por una calle de San Fernando de Henares con una antigua novia suya.

Y es que, como apunta el doctor Lorente en su libro, el hombre celoso no tiene otro objetivo que el control de su pareja. Ese control, por desgracia, se interpreta como una forma de disponer de la vida de la persona amada como se quiera. En una reciente encuesta sobre violencia doméstica realizada por el CIS, un 44% de los hombres interrogados aludía a los celos, al sentido de posesión y al machismo como las principales causas de la violencia hacia las mujeres.

Pero ¿qué pasa por la mente de una persona cuando siente celos? Según afirma la psicóloga Rosa Erika García, la mayoría de las personas, cuando tienen celos, sienten un arranque de ira mezclado con coraje, tristeza y, a lo mejor, hasta preocupación por saber si él o ella está bien y tiene lo que necesita. Otras características que señala la doctora son la formación de un nudo en la garganta, un cruce de ideas en la cabeza a un ritmo trepidante, que impide pensar con claridad. "Si hay comunicación- dice García- las cosas son distintas, hablan del problema y el asunto queda solucionado, o posiblemente la persona "afectada" reprima la necesidad de reclamar, pedir explicaciones, aclarar el punto o como le quieras llamar, se dedique a mostrar indiferencia, pero dicen que las actitudes dicen más que palabras".

Otras culturas 
Las palabras de Rosa E. García se podrían enmarcar en un ámbito cultural determinado, pero, si traspasamos nuestras fronteras y nos trasladamos a países donde la mujer tiene una consideración social bastante baja, nos encontraremos con casos como el de las mujeres afganas, que tienen que ocultar su rostro y carecen de derechos civiles en una comunidad dominada por los hombres.

Por otra parte en Camboya, son las mujeres, las concubinas y las esposas oficiales, las que se enfrentan entre sí por ocupar la primera posición ante los hombres. Movidas por los celos, pero con el machismo como causa de fondo, se lanzan ácido nítrico a la cara, en medio de una batalla que, en el último medio año, se ha cobrado más de medio centenar de víctimas.

Justificación social 
"Los celos son la excusa perfecta para el hombre, una explicación para la mujer, una justificación para la sociedad y una atenuante o eximente para la justicia"-sentencia Miguel Lorente en su libro, después de explicar cómo, todavía muchas personas encuentran en los celos una razón que puede llegar a justificar conductas y actos inaceptables en otras circunstancias y cómo se dan casos de delitos de agresión que son juzgados con menor dureza si están impulsados por los celos.

Nota tomada de:
http://www.mujeractual.com/pareja/convivencia/celos3.html

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